Hemos llenado el calendario de tantos días mundiales que apenas queda hueco para los más tradicionales. Y aún en estos, siempre ha habido diferencia. Sé que no es un arranque políticamente correcto, pero siempre he sido más del día de la madre que del día del padre. Supongo que existe un sustrato histórico que arranca de la figura secundaria de San José. Buen tipo, artesano entregado y padre putativo. No está mal, pero no es liga de campeones.
Lo cierto es que, en todas estas citas, además de la consabida comida especial, hay una constante que quiero compartir. En mi día no pienso en mí, pienso en mis hijas. En la vida que les he dado, en la cantidad de veces que les he dicho te quiero (nunca son suficientes), en las broncas (alguna hay) y, sobre todo ahora, en el futuro que les espera.
Durante el pasado año, la natalidad ha caído un 25% en España. Para darnos idea de lo brutal que es esta cifra que se dio a conocer la semana pasada es que, en Francia, con una caída del 14% en el mismo periodo ya lo consideran un reto de Estado. Y me parece lógico que con la que está cayendo la gente revise sus planes de paternidad. Me parece lógico, pero triste obviamente.
Lo mejor de mi vida son mis hijas. Es un poco tópico. Es cierto. Nunca he pretendido desarrollar con ellas sueños de carreras frustradas, o forzarlas hacia la perfección. Para nada. Son maravillosas. Son imperfectas. Y en esa humanidad tan real es donde me pierdo fascinado. La vida se abre espacio en entornos hostiles sin apenas garantía alguna. La vida, la que veo en ellas, me resulta magnética. Capaz de cualquier cosa. Sin límites.
Perder esa visión de lo que nos deparan las vidas futuras por la depresión de la vida presente ilustra perfectamente los tiempos de confusión en los que andamos enredados. Domina la rabia sobre la razón y la mentira sobre la realidad. Y, sin embargo, nada. Repito: nada eclipsa la maravillosa sensación de ser padre, de velar por ellos, de sufrirlos, de amarlos, de ampliar tus miras egoístas con la amplitud de su mirada. Aunque no sean tuyos. Referencias a San José.