La lucha por la igualdad de las futbolistas
“Este equipo no tiene techo”. Así lo afirmaba ante los micros de TVE, tras derrotar a Francia en la final de la Nations League el pasado 28 de febrero, la mediocentro de la Selección Española de fútbol femenino, Aitana Bonmatí, elegida MVP del partido y del torneo y vigente Balón de Oro y Premio The Best FIFA.
Esta copa no solo supone el segundo título internacional para las de Montse Tomé en apenas seis meses, tras conquistar el Mundial el pasado verano frente a la rocosa Inglaterra, sino un legado mucho más grande para las generaciones presentes y venideras de chicas futbolistas: continuar luchando por la igualdad de la mujer en un mundo tan masculinizado como es el fútbol y ser reconocidas finalmente como lo que son, futbolistas profesionales.
Para llegar a este punto, estas mujeres y aquellas que las precedieron han recorrido un largo camino de sangre, sudor y lágrimas. Lo de Rubiales fue la gota que colmó el vaso. Un vaso que ha estado lleno durante muchos, muchos años, de abuso de poder, humillaciones y desigualdad. No solo lo han expuesto las principales integrantes del vigente conjunto nacional, a raíz del execrable suceso en el Estadio Australia de Sídney, sino también muchas otras, algunas de ellas aún en activo, que formaron parte de la Selección en años anteriores.
Podría nombrar a muchas que allanaron el césped, pero me vienen a la mente Vicky Losada, jugadora del Brighton y ex de la Roma y del Barça (también es colaboradora deportiva en la BBC), Vero Boquete, actual centrocampista de la Fiorentina y ex del Milán y Paris St. Germain (y habitual comentarista de TVE), Natalia Pablos, Mar Prieto, entre otras. Denunciaron públicamente en 2015 el trato denigrante del exseleccionador Ignacio Quereda con la connivencia de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) presidida entonces por Ángel María Villar. Esta situación se recoge en el documental “Romper el silencio” de Movistar+ (también disponible en YouTube). Quereda se enrocó durante casi tres décadas en el cargo (1988-2015), dejando un lastre de machaque psicológico, según relataron las futbolistas en la cinta, y sin cosechar ningún título deportivo. Los únicos ‘logros’ más destacados fueron su costumbre de agarrarlas fuertemente por la oreja o del carrillo hasta hacerlas daño (lo podéis ver en el documental), tras un error defensivo o un desacertado pase, o espetarles alguna lindeza como “tú lo que necesitas es un buen macho”, “por esos fallos, siempre serás una jugadora mediocre y nunca llegarás a nada”, etc.
Si a este trato vejatorio continuado en el tiempo sumamos una larga lista de déficits entonces en un equipo de élite (como por ejemplo, la precariedad de los sueldos de las futbolistas, la dudosa profesionalidad por parte del cuadro técnico como la ausencia de preparación y estudio previo de los rivales con vídeos y planteamiento de estrategias, carencia de nutricionistas y de condiciones óptimas y planificación de viajes tanto para las deportistas como sus familiares, etc.), podemos entender mucho mejor por qué las jugadoras del actual combinado español alzaron la voz el verano de 2023 para decir “¡Basta!” y liderar el movimiento social #SeAcabó en apoyo a Jenni Hermoso, que se hizo viral en todo el mundo.
De la misma manera, todas estas condiciones de desigualdad nos ayudarán a finalmente comprender por qué 15 futbolistas se negaron a vestir la elástica nacional en agosto de 2022 cuando Jorge Vilda, seleccionador nacional entonces y mano derecha de Luis Rubiales, las convocó. No era una pataleta de unas “niñatas”. Simplemente estaban luchando por sus derechos y realizando una llamada de atención para que se acometieran cambios profundos en la estructura de la RFEF y “una apuesta decidida por un proyecto profesional en el que se cuidasen todos los aspectos para sacar el mejor rendimiento”. “Solicitamos en nuestra comunicación remitida a la RFEF no ser convocadas hasta que no se reviertan situaciones que afectan a nuestro estado emocional y personal, a nuestro rendimiento y, en consecuencia, a los resultados de la Selección y que podrían derivar en indeseables lesiones”, afirmaron.
Si hablamos de remuneración económica, encontramos un ejemplo reciente de desigualdad entre el fútbol masculino y femenino. El combinado de Luis de la Fuente se embolsó 10,5 millones de euros tras conseguir la UEFA Nations League contra Croacia en junio de 2023. ¿Sabéis cuál fue el dinero que ganaron las chicas de la Selección Española por levantar el mismo trofeo continental? Según apunta el medio deportivo Relevo, la UEFA solo ofrecía 160.000 euros a repartir entre todas. Pero tras desbancar a Países Bajos en las semis, las capitanas llegaron a un acuerdo sobre las primas económicas con la RFEF, que subió la cifra a 500.000 euros a repartir entre las 25 jugadoras (son 140.000 euros por clasificarse para los Juegos Olímpicos de París este verano y 440.000 por ganar la primera edición de la Nations League de la historia del fútbol femenino, además de los 70.000 euros que cada una se lleva por la cesión de sus derechos). En total, alrededor de 26.000 euros por cabeza.
El talento, las cualidades físicas y mentales, las habilidades técnicas, el rendimiento, la calidad… de estas chicas valen tanto como las de los Messi, los Ronaldos (Cristiano Ronaldo, Ronaldo Nazario y Ronaldinho), los Mbappé, los Modrićs y tantas otras leyendas del fútbol masculino como Iniesta, Julen Guerrero, Raúl, Beckham, Zidane, Romário, Roberto Carlos, Maldini, Laudrup, etc. Las chicas claro que también saben triangular; imprimir velocidad a la circulación del balón; replegarse y cerrar espacios; centrar con precisión al área o pasar a una compañera en la otra banda; regatear y controlar el esférico con elegancia; sacar el balón desde la defensa al primer toque en sucesivas triangulaciones y no al patadón; internarse por la banda a gran velocidad y desde la segunda línea; ganar la posición a otra jugadora; chutar con potencia o dar un testarazo hasta agujerear la red de la guardameta rival por la escuadra.
Yo me quedo con: el galope por banda derecha de Ona Batlle; el hambre voraz de gol de Salma Paralluelo; la zurda de oro de Olga Carmona; la magia en la medular de Aitana Bonmatí; la clase y el toque de Jenni Hermoso; el equilibrio y templanza de la mediocentro defensiva Laia Aleixandri; el descaro abriendo huecos en el uno contra uno de Athenea del Castillo; la resiliencia, la visión de juego y la precisión en el pase de Mariona Caldentey; la seguridad en la zaga liderada por Irene Paredes y reforzada por Laia Codina; el muro bajo palos de Cata Coll; el apoyo moral y la voz de la experiencia de una joya futbolística como Alexia Putellas.
Pero por encima de las fortalezas de cada una, destaca el gen ganador de todo el plantel hasta el pitido final, presionando a sus rivales aunque lleven la delantera en el marcador. Este gran y ejemplar espíritu de equipo engancha cada vez más a la afición. Ya no solo las niñas sueñan con ser Salma, Aitana, Mariona, Olga, Irene, Alexia,… también los niños. Se han convertido en referentes deportivos y sociales para las generaciones más jóvenes, más allá del género. Impresiona saber que 32.657 personas (más de la mitad de la capacidad del Estadio de La Cartuja) fueron testigos de la final en Sevilla y vieron levantar a las jugadoras la Nations League.
Asimismo, este encuentro fue retransmitido por TVE1, cuyo telediario de la noche abrió con la victoria de las chicas contra Francia. Hace años, esto era impensable, ahora se ha convertido en una realidad. Son cada vez más los medios de comunicación que están dando mayor visibilidad a la Liga F (Liga Profesional de Fútbol Femenino). También están llegando homenajes por parte de la clase política, que están bien, pero hacen faltan hechos. Así lo pidió con la firmeza que le caracteriza la capitana Irene Paredes en el Congreso de los Diputados, cuando el combinado español presentó allí el trofeo de la Nations League: “La necesidad de apoyar el deporte femenino no solo de palabra. Necesitamos unas leyes que nos ayuden, nos protejan y nos cuiden. Porque está visto que, con las herramientas adecuadas, somos capaces de hacer cosas muy grandes”.
Las chicas ya sueñan con su próxima meta deportiva este verano: el oro en los Juegos Olímpicos de París. Sería un triplete en un tiempo récord de tan solo un año. Vamooosss. Allez, allez!!!