La palabra pesa

Pertenezco a la promoción de Periodismo-UCM de 1992. Debiera añadir la pertenencia al club de jóvenes que se sumó a la carrera con la intención de ser corresponsal de guerra. Pasan los años y sigo sin entender ese pronto. Quienes me conocen saben que no soy muy valiente. Tal vez, mi inconsciente joven tenía presente (más presente de lo que le gustaría asumir) el impacto de aquella película: “El año que vivimos peligrosamente” con Sigourney Weaver y Mel Gibson. O tal vez, simplemente, me gustaba escribir y sentía que debía ser parte de la historia.

Mi camino profesional me ha alejado de los frentes de batalla salvo el de la lucha diaria. Nunca he llegado a escribir tanto como debiera o me hubiera gustado. En la intimidad, le echo la culpa a Xurxo (la persona que escribe las mejores dedicatorias del mundo) y en público… en público nunca he compartido esta reflexión. La ausencia de relatos ordenados no impide el disfrute de enfrentar la página en blanco o mejor aún, leer dejándose llevar por el poder de la palabra.

En unos meses, la agencia que Xurxo y yo creamos en el salón de casa cumplirá 20 años de vida, de historia, de palabra. Y he considerado oportuno ahondar en el complejo y apasionante relato que venimos construyendo desde 2003.

Regresamos a Vigo después de nuestra experiencia en el mercado de la consultoría nacional e internacional para tener a nuestra segunda hija y encontrar unos ritmos profesionales y personales más sosegados de los vividos en aquel periplo de Madrid-Buenos Aires-Madrid.

Aún hoy sonrío con tristeza al recordar la ingenuidad de la ilusión o lo efímera y quebradiza que es la felicidad. Perdimos a nuestra preciosa Alba y su marcha trastocó todo lo que debía haber sido. Fue otra cosa. Fue bien. Pero, sin duda, distinto de lo que teníamos en mente.

La primera decisión fue la de cambiar el rol de empleada por el de empresaria. Después de aquel trauma sentí que el dolor era peor que el miedo y encaré decisiones que, de otra forma, no sé si habría sido capaz de abordar. La segunda fue un acuerdo tácito con Xurxo: haremos lo que todos, pero buscando siempre nuestra manera. Y en esa manera, situamos a la palabra en el centro de la ecuación.

En 2003, nos tomamos la palabra para buscar ese hecho diferencial. En 2013, reivindicamos 10 años de “palabras con sentido”. Una década en la que pasamos de ser una agencia local a una nacional, con la razón por bandera y todo el arrojo del mundo. Ahora, en 2023, echando la vista atrás consideramos que es momento de volver al epicentro de nuestro mundo: a la palabra, a su sentido, a su valor. De ahí nuestro lema para el vigésimo aniversario que viene: “la palabra pesa”. Y vaya si lo hace. Con el peso de la palabra hemos construido una gran organización. Con el peso de la palabra escribimos la vida que es. No la que fue o la que pudo haber sido. No. Escribimos mirando al futuro. A esa nueva meta. A ese nuevo reto.

De aquella joven licenciada que quería ser corresponsal de guerra, recupero la certeza de que las bombas pueden estallar en cualquier momento, en cualquier lugar. A nuestra pequeña Alba la preservamos en memoria y amor a través de la Fundación que lleva su nombre. De la mujer que era hace 20 años, concluyo que nada dura para siempre (salvo que quieras que dure). Y de la mujer que soy hoy, que no me cambiaría por nadie en el mundo.

Y estas palabras que pesan todo se las dedico a mis hijas: Laura y Candela. No puedo estar más orgullosa de vosotras. Mis niñas. Mis mujeres.

Paula Carrera

Presidenta de Torres y Carrera