Todos quieren a la GenZ

Aunque en el mundo moderno eso de las “generaciones” está muy de moda, no suelo encajar muy bien que me encasillen basándose únicamente en mi año de nacimiento y “patrones generacionales” – ¡No seré yo más cosas que simplemente millenial! – Pero tengo que reconocer que, como profesional, tiene bastante chicha esto de poner a caldo a las distintas tribus que actualmente componen nuestros públicos basándonos en patrones sociológicos bastante sencillos.

De hecho, hoy vengo hablar de la famosísima Gen Z, esa tribu que, aunque minoritaria – dado el reto demográfico al que los millenials miramos de reojo– protagoniza últimamente cientos de contenidos periodísticos, publicitarios y comunicativos. De hecho, en lo que llevamos de 2024, pude ver cómo la atención de la generación más joven protagonizaba las estrategias de comunicación de redes sociales de las primeras elecciones autonómicas del año, las de Galicia y numerosas piezas periodísticas del 8M.

 

  • El lenguaje zeta, una baza electoral

A mediados de enero, con las elecciones autonómicas del 18F acechando, el panorama político comenzó a colonizar las plazas gallegas con sus mítines, sí, pero también las redes sociales.

Partidos como el BNG o Sumar apostaron por el lenguaje como herramienta para la movilización del voto joven, urbano y que se informa en redes, es decir, esa generación z que, de primeras, resultaba inmovilizable (desde el punto de vista político o partidista, lo de Taylor Swift es otra cosa).

Este acercamiento de las candidatas gallegas al lenguaje de las generaciones más digitales se pudo ver a través de TikTok y sus trends, dónde ambas candidatas adaptaron su mensaje político a los nuevos formatos de moda entre los más jóvenes: vídeos cortos, referencias a marcas y fenómenos de actualidad como Operación Triunfo o Eurovisión, colaboraciones con personajes del mundo de la cultura popular y contenidos con gags cómicos dónde las candidatas se acercaban a las expresiones típicas zetas, como PEC o cringe. Además, el discurso de ambos partidos en redes sociales se centró en los temas que más preocupan a los jóvenes: empleo, sanidad, sostenibilidad y cultura, todo desde un punto muy feminista y global.

Y, aunque esta no fue una baza ganadora, sí podemos valorar que fue acertada. La participación en estas elecciones se disparó por encima del 67%, 18 puntos más que en los últimos comicios autonómicos, y el BNG fue el partido más votado por los jóvenes de entre 18 y 34 años. Con esto, los nacionalistas obtuvieron sus mejores resultados en el ámbito urbano, imponiéndose a los populares en todas las ciudades salvo Lugo, y en las zonas más jóvenes, con habitantes menores a 45 años*.

 

  • La polarización respecto al feminismo, la otra cara de la moneda.

A principios de año, el CIS señalaba este dato: la mitad de los hombres de entre 16 y 24 años se sienten discriminados por el feminismo y, el 8 de marzo, 40dB publicaba que solo uno de cada tres se considera feminista.

En este terreno es dónde empezamos a ver la otra cara de la moneda de la GenZ, dónde vemos a una parte de la juventud ciertamente polarizada respecto a un debate que para otras generaciones, como millenials o baby boomers, ya estaba superado: la lucha por la igualdad. Y esta es una preocupación latente para la opinión pública.

Es posible que en este terreno se esté juntando la falta de conocimiento e interés de los más jóvenes sobre el movimiento feminista y, por otro lado, ese espíritu punk que viene de serie con los diecitantos, el cual mueve a los jóvenes más reaccionarios a moverse contra lo establecido que, en este caso, es una sociedad cada vez más orgullosa de ser feminista. Quiero pensar que se pasará, que es un trámite por el que nos hace pasar la historia y, en este sentido, ahora que lo pienso, no me da tanto miedo eso del reto demográfico, quizás, incluso, nos esté viniendo bien.

¡Hasta la próxima!

Sara Collazo

Manager de Marketing y Estrategia Digital