Arquitectos sociales
La Fundación Alba Torres Carrera nació hace 20 años con el objetivo de centrar su actividad en la infancia, sobre todo en aspectos relacionados con la educación y la salud, y con un foco especial en los niños que se encuentran en riesgo de exclusión social. Recientemente la fundación ha entrado a formar parte de la Asociación Española de Fundaciones, una organización que agrupa a más de 900 entidades españolas y que trabaja para reconocer al sector fundacional como uno de los principales activos que tiene la sociedad para resolver los retos a los que nos enfrentamos.
Las fundaciones tienen, hoy en día, un papel clave a la hora de poner el foco y abordar con prontitud y eficacia desafíos específicos, locales o nichos que muchas veces se escapan a la atención general. Son entidades sin ánimo de lucro, con capacidad de movilizar recursos humanos y técnicos, que ayudan a complementar los esfuerzos gubernamentales y son clave a la hora de abordar situaciones de emergencia.
Otro de los puntos donde reside el valor de las fundaciones es su capacidad para escoger diversas áreas de trabajo. Algunas ponen su foco en las necesidades del entorno y los desafíos sociales. Otras, en fomentar la innovación, la cultura y el progreso en ámbitos como la educación, la salud o el medio ambiente. Gracias a su mayor flexibilidad e innovación pueden impulsar proyectos piloto y experimentar con enfoques nuevos, antes de que desde las instituciones públicas las adopten a gran escala. Además, la capacidad de respuesta rápida y la movilización de recursos pueden marcar la diferencia en situaciones de crisis, donde la coordinación eficiente es imprescindible.
En este contexto social y colaborativo, la comunicación y las relaciones públicas se vuelven esenciales para las fundaciones por dos motivos principales. Primero, porque son herramientas para generar visibilidad de dichas entidades como arquitectos sociales que construyen puentes hacia una sociedad mejor. Segundo, porque esta comunicación adquiere un fin responsable, ayudando a que todos podamos identificar y comprender mejor las problemáticas de nuestro entorno y seamos consciente de que existen vías para combatirlas.
Pero para ello, la fundación debe surgir siempre del deseo de aportar un valor necesario a nuestro patrimonio social desde una perspectiva comprometida y, sobre todo, real. La buena percepción que la sociedad tenga de cada una de estas entidades será necesariamente un reflejo fiel de esa autenticidad. Asimismo, el deseo genuino de sumar contribuirá a que la entidad, al igual que sucede con la Fundación Alba Torres Carrera pueda perdurar a través del tiempo, años o décadas.