El valor de lo normal

En la carrera de rebrotes y vacunas parece que las vacunas ganan. O mejor, gana nuestro deseo de que las vacunas ganen. Suena hasta ridículo, pero hay que recordarlo. La carrera contra la pandemia no ha acabado. No acabará hasta que todo el planeta esté inoculado y hasta que nuestro comportamiento social deje de estar secuestrado por el síndrome de NO FUTURE.

Hemos pasado un año y medio horrible. Olvidarse de esta realidad es malo. No hace justicia a los que se fueron ni a los que quedamos. En este caso, la memoria de pez es un síntoma de autocomplacencia. Pero lo importante es saber que ganaremos, que volveremos a la normalidad, ahora ya convertida en extraordinaria normalidad. En TYC, desde el primer día, hemos sumado esfuerzos para no perder amarras con esa singular rareza que es la normalidad. Apenas apreciada cuando la disfrutas, anhelada al extremo cuando se trastoca.

Nunca habíamos tenido la oportunidad de ponerla tanto en valor como ahora. Y eso es lo que toca, mimarla en su recuperación, ser conscientes de que las cosas requieren su tiempo. Y que no verla -de inmediato- que no sentirla -de manifiesto- no significa que no esté o que no se la espere. La normalidad está ahí. Siempre lo ha estado. Agazapada, esperando simplemente a que nos percatáramos de lo obvio: tenerla no es poseerla. La normalidad se gana con rutina, esfuerzo y mucha, mucha ilusión. La aventura del día a día se merece todo nuestro respeto. Tenemos que cuidarla con la sensibilidad de #exploradorescreativos.

 

Torres y Carrera