Un mundo de mentira

Un mundo de mentira

Xurxo Torres, director general de T&C, acaba de presentar «Un mundo de mentira» (Editorial Gestión 2000), en el que analiza los códigos ocultos de la comunicación y su impacto en nuestra sociedad, desde su punto de vista como periodista y consultor de comunicación, y en el que revela cómo nos hemos vuelto una sociedad tonta, cansada y mentirosa.

La obra invita a reflexionar sobre el poder de las fake news o bulos y nos muestra su influencia en la democracia o en eventos actuales como las elecciones o la guerra de Ucrania. Xurxo, tras décadas analizando los procesos comunicativos desde diferentes perspectivas y su repercusión en la evolución de la sociedad, ofrece en este libro un análisis certero que permitirá al lector entender cómo y por qué nos hemos convertido en lo que somos.

«Un mundo de mentira» nos sumerge en un entorno tan impactante como desconocido, en el que se muestran las claves para detectar nuestras propias mentiras y las de otros, al tiempo que se analizan las variables que explican la evolución y alcance de los bulos en redes sociales y medios de comunicación.

Se trata de un texto con un triple objetivo: despertar el pensamiento crítico o al menos, la lectura crítica, así como reclamar al Estado más herramientas que refuercen la democracia y exigir a las empresas tecnológicas un mayor control de perfiles falsos, límites a la reproducción de mensajes masivos y más inversión en personal que filtre y contraste.

«Un mundo de mentira» formula preguntas como ¿por qué somos una sociedad tan mentirosa? o ¿qué tipo de liderazgo se puede construir desde la posverdad?

”Nunca antes hemos estamos más conectados y a la vez tan solos. La conectividad no es necesariamente sinónimo de conexión”. Esta es una de las diferentes paradojas que se abordan.  “Se ha favorecido la multiplicación de canales, pero también ha tenido un reverso que ha propiciado el aislamiento, una soledad urbana. Nos hemos alejado del contacto interpersonal y hemos perdido empatía. Queremos regodearnos en aquellas ideas que nos placen o en aquellos perfiles que coinciden con nuestra manera de ver el mundo, lo que provoca una pérdida de perspectiva y matices”, destacó Xurxo durante la presentación.    

“En los últimos años se ha acelerado tanto el flujo de información como el de desinformación. Tenemos acceso a mucha información, en algunos casos correcta, pero en otros no. Las noticias falsas no son casuales: su objetivo es engañar, generar desinformación y manipular la opinión pública. Pero ¿cómo hemos llegado a esta situación? y ¿hasta qué punto estamos dispuestos a mentirnos a nosotros mismos? La confusión que acompaña a la revolución tecnológica, la globalización y las redes sociales, la fatiga que se produce como consecuencia del estrés de una sociedad cada vez más desequilibrada o la falta de esperanza en el futuro son factores que, sumados, nos conducen a la necesidad de creer en algo, en lo que sea, aunque no siempre sea cierto”, explicó.

El papel de los medios de comunicación

La obra también analiza el papel de los medios de comunicación en la propagación de las campañas de desinformación. “Los medios empezaron a partir del año 2000 a volverse locos con las ediciones digitales. Apenas habían llegado a dar con un modelo de negocio y llegaron las redes sociales. El problema de todo es que los medios han perdido criterio muchas veces, víctimas de la inmediatez que obligan las redes. Antes eran centros de reflexión y ahora prima más el clic. Y esta inmediatez puede jugar en nuestra contra. Tienen que evitar perder su esencia, porque si no se pueden convertir en sicarios de las redes”, afirmó Torres.

Para Cristóbal Fernández, Vicedecano de Comunicación y Relaciones Institucionales de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid -institución que ha participado en las diferentes investigaciones realizadas en este ámbito-, que acompañó a Xurxo en la presentación del libro, “la mentira ha estado presente durante toda la historia de la humanidad, pero en la actualidad circula con mucha más facilidad y rapidez que nunca. Las noticias falsas generan sorpresa mientras que las verdaderas se mueven entre la previsibilidad y la tristeza. Se ha observado en diversos estudios que los individuos en ocasiones ignoran los hechos porque no se adaptan a lo que ya piensan. La verdad no siempre importa”, concluyó Fernández.

Torres y Carrera