El desgaste del tiempo marcará el devenir

Entrevista de Yaiza Ejapa a Enrique Rubio | Delegado de la Agencia EFE en Londres

  • La relación de UK y Rusia es ambivalente. Por un lado, somos los mayores adversarios, por otro, Londres es la ciudad del mundo con más oligarcas rusos
  • A Boris Johnson la guerra le ha venido bien para sortear un momento de debilidad extrema a nivel político
  • La respuesta de los países occidentales no hace pensar en un sistema político que se desmorona, más bien que el conflicto ha traído consigo el efecto contrario

 

Enrique Rubio, periodista, trabaja para EFE desde hace más de quince años. Ha sido delegado en Washington, Marruecos, Oriente Medio, Francia y Reino Unido, donde lleva a cabo su actividad periodística en la actualidad. En su haber se incluyen la cobertura de la agencia de la Primavera Árabe, la guerra en Siria o los atentados de Charlie Hebdo y Bataclán. En nuestra entrevista hablamos sobre cómo se está viviendo el conflicto desde Reino Unido, el papel que ha jugado el territorio en la invasión ucraniana y cuáles pueden ser las posibles consecuencias de la guerra para la Unión Europea.

 

¿Cómo se está viviendo el conflicto desde Reino Unido?

Hay que destacar que la relación con Rusia es complicada. Nos encontramos frente a una relación ambivalente. Por ejemplo, por un lado, en el último informe estratégico sobre seguridad, desde Reino Unido se señalaba a Rusia como uno de los mayores adversarios del territorio. Mientras, no podemos olvidar que Londres se caracteriza por el gran número de oligarcas que han hecho de este su lugar de residencia y su centro de operaciones financieras.

Desde el principio, y con estos antecedentes, la invasión rusa ha sido recibida con gran resistencia. Boris Jonhson se posicionó desde el primer momento como uno de los grandes aliados y uno de los grandes respaldos de Ucrania y, en general, eso se hizo extensible a la opinión pública. Una opinión de fuerza contra Rusia sin grandes discrepancias dentro del Parlamento, siempre respetando la línea roja de no intervención de la OTAN.

 

¿Qué papel juega Reino Unido en esta crisis?

Reino Unido, junto a EE. UU., que en términos internacionales siempre van muy de la mano, y en esta crisis se está notando todavía más, alertaron en los días previos al estallido del conflicto, de que el movimiento de tropas en la frontera podía acabar desembocando en una invasión, como así fue posteriormente.

El gobierno, en primera instancia, además de adelantarse a los acontecimientos, construyó un relato de liderazgo. A Boris Johnson le venía bien la guerra. Estaba en un momento de debilidad extrema a nivel político y el cierre de filas al que obligaba el conflicto hizo que su posible salida del gobierno dejara durante un tiempo de estar en el tablero de juego. Reino Unido estaba encabezando la respuesta a nivel europeo. Londres, además, ejercía de cámara de resonancia de Washington y la coordinación con EE. UU era máxima. UK se convirtió en la cabeza de lanza de este movimiento y no se ahorraron críticas a otros países que se mostraban más reticentes a actuar, como podía ser el caso de Alemania. No obstante, eso ha ido cambiando a lo largo del tiempo y ahora existe mayor unidad entre los miembros de la OTAN.

 

¿Cómo puede afectar el conflicto a las democracias europeas?

La respuesta de los países occidentales no hace pensar en un sistema político que se desmorona, más bien hace pensar que el conflicto ha traído consigo el efecto contrario. Esta invasión ha servido para recordar a la gente que tenemos un régimen que nos permite muchas libertades y que, precisamente en momentos como este, es cuando hay que defenderlo.  

 

¿Cuáles serán los puntos débiles de la Unión Europea de cara al futuro?

Lo que hemos vivido hasta ahora, salvando pequeños detalles, es mucha más cohesión. Unidad de acción. Los efectos por el momento son más agregadores que disgregadores. Por el momento a la Unión Europea le ha hecho más bien que mal. Pero nos enfrentamos a sanciones económicas, una crisis de refugiados…

Por ejemplo, dentro de la manera de actuar de Reino Unido ha habido una clara discordancia entre la respuesta militar, política, incluso económica, que se le ha dado al gobierno ucraniano versus la respuesta que se les ha dado a los refugiados. Europa ha abierto los brazos mientras Reino Unido ha arrastrado los pies. La respuesta ha sido muy tibia, con grandes requisitos para conseguir la entrada al territorio.

En definitiva, el tiempo es clave. Los británicos insisten mucho en que nos tenemos que preparar para una guerra de desgaste, larga, que va a tener un impacto muy grande. Como nos afecta más de cerca, lo vamos a tener que sufrir en nuestros bolsillos, en nuestras casas y, a diferencia de lo que ocurre con el resto de los enfrentamientos armados, va a ser más difícil que nos olvidemos de ello. Tarde o temprano vamos a tener que enfrentarlo. Será más sencillo si lo hacemos unidos.

Torres y Carrera